lunes, 24 de febrero de 2014

BICHOS EN MI YOGURT


Las bacterias ácido-lácticas se han utilizado para fermentar alimentos durante 4 milenios.
La acción de estas bacterias desencadena un proceso microbiano por el cual la lactosa (el azúcar de la leche) se transforma en ácido láctico. A medida que el ácido se acumula, la estructura de las proteínas de la leche va modificando (van cuajando) y lo mismo ocurre con la textura del producto. Existen otras variables como la temperatura y la composición de la leche que influyen en las cualidades particulares de los distintos productos resultantes.
El ácido-láctico es también el que confiere a la leche fermentada ese sabor ligeramente acidulado. Los alimentos de las bacterias ácido-lácticas que producen a menudo otros sabores o aromas. El acetaldehido da al yogur, por ejemplo, su aroma característico, mientras que el diacétilo confiere un sabor de mantequilla.
El alcohol y el dióxido de carbono producidos por la levadura dan una frescura y una esponjosidad característica. La elaboración del yogur deriva de la simbiosis entre dos bacterias., el streptococcus thermophilus y la lactobacillus bulgaricus, cada una estimula el desarrollo de la otra, los yogures también pueden llevar, aunque no es necesario, Streptococcus lactis. Esta interacción reduce el tiempo de fermentación y el producto resultante tiene peculiaridades que lo distinguen de los fermentados por un solo tipo de bacteria.

 
trabajo hecho por Asier, Ana Laura Magaña y Javier

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